La información fue difundida por el jefe de la Oficina de Seguridad y Antiterrorismo, Charles Farr, quien admitió que los datos que son vigilados por el gobierno de David Cameron se clasifican como "comunicaciones externas", dado que las plataformas de donde se extraen tienen su base fuera del Reino Unido. Según el funcionario, la información conseguida de esta manera "no puede leerse, verse o escucharse", excepto en circunstancias estrictamente limitadas.
Farr agregó que en su país existen reglas para limitar la forma en que los datos recolectados se pueden buscar y cuánto tiempo se pueden mantener. Además, se encargó de destacar la diferencia entre interceptar comunicaciones internas y externas, ya que la Agencia de Inteligencia Electrónica Británica (GCHQ, por sus iniciales en inglés) tiene amplios poderes para obtener las comunicaciones fuera del país, pero necesita una orden y una sospecha de "mala conducta" para controlar el tráfico nacional de Internet. Sin embargo, los detalles completos de los reglamentos en relación con esta temática aún no se hicieron públicos.
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